–Mama, yo no quiero ir.
–Venga, cariño, vamos, sabes que tenemos que ir y cruzar al otro lado
La madre miró a sus pequeños procurando que en sus ojitos oscuros no se le notase el miedo también a ella.
-–Pero mamá tu ya sabes que le llaman la tierra oscura, dicen que es un sitio muy raro, que no crece la hierba y que unos seres muy grandes y raros corren por ella.
Dicen que sus rugidos se oyen desde muy lejos y que por la noche sus ojos brillan como fuego.
-–Pero tu sabes que papá se fue al otro lado hace ya muchas lunas en busca de una tierra mejor que esta y seguro que allí nos tiene preparado un lugar mejor que este para vivir –dijo la madre mientras que con suavidad empujaba a sus pequeños hacia delante.
El sol ya hacia rato que se había puesto y ya la noche empezaba a envolverles.
–Mamá, papá se fue hace mucho tiempo ya y no ha vuelto. Muchos antes se marcharon al otro lado de la tierra oscura y tampoco han vuelto ni nadie sabe nada de ellos. Dicen que nadie vuelve de allí, que esos animales tan raros que viven allí se han tragado a los que la han intentado cruzar.
–Tenemos que ir, cariño, aquí ya no hay comida y seguramente papá nos estará esperando. No debéis tener miedo.
Los pequeños se pegaron a su madre y mamá erizo y sus dos pequeños ericitos se prepararon para cruzar la Carretera Nacional 340.
Fransabas
enero del 2009
Voy creer que sí llegaron al otro lado.
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