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lunes, 24 de enero de 2011

EL NUEVO COCHE





                              
                                                                          Fransabas. Carretera N 211 Guadalajara




             Manolo apretó el acelerador.

            Ante él tenía la carretera y al volante su nuevo coche deportivo que acababa de recoger del concesionario de su amigo Paco.
            Empezaba a embriagarle la sensación de velocidad cuando sonó su móvil.
            Activó el manos libres y al otro lado del teléfono sonó muy excitada la voz de su amigo Paco.

            ¾¿Manolo... ?
           
            ¾Si, dime Paco¾, contestó Manolo mientras apretaba aun mas el acelerador y la aguja del cuentakilómetros se acercaba a los dígitos de una velocidad vertiginosa¾. ¿Qué me cuentas?

            ¾Manolo, procura no subir la velocidad a mas de ochenta  por hora y vuelve al concesionario. Nos han dado aviso de que, en ese nuevo modelo, hay un fallo en los sistemas de frenos y dirección y a partir de esa velocidad se bloquean y no responden. ¿Manolo?  Hay ruido...
           ¿Estas ahí, Manolo... ?  Responde... ¿Manolo?


                                                                                                                   Fransabas
                                                                                                                   Enero 2011





domingo, 23 de enero de 2011

EL OLMO

                                                      
                                                                                      Fransabas
                                                                                            El Olmo.  año 2oo2
                                                                                   Pastel sobre papel. 50x70 cms


             Los olmos se estan muriendo.
             Estan desde hace mas de 30 millones de años en la Peninsula Iberica, pero ahora la grafiosis,   una enfermedad transmitida por un insecto (el escolítido) portador de un hongo, es la causa de que estos majestuosos arboles estén al borde de la extinción.
            Este está en un pueblecito a donde suelo huir cuando puedo. Allí, a la entrada, junto al pairón, lo dibuje hace unos años, justo uno o dos antes de que muriera.
            Era una mañana de junio y, como el carro que reposaba cerca de él, me contó su historia, una historia que algún día contaré aquí.
            Cortaron su tronco seco y muerto y ahora, cada año cuando vuelvo, busco en su tocón con la esperanza de descubrir un nuevo brote.
            Tal vez este año.


                                                                                     Fransabas
                                                                                     

lunes, 17 de enero de 2011

EL JINETE OSCURO







Oscurecía ya en el bosque. De la chimenea de la humilde cabaña de leñadores, se elevaba una cortina de humo. En su interior, una mujer madura se afanaba sobre la olla que colgaba sobre el fuego del hogar, mientras una muchacha, sentada en un rincón, clavaba sus grandes ojos en el bastidor donde bordaba.
El crepitar del fuego dejó de oírse a medida que el sonido de la tormenta se acercaba. Tras un estruendoso y largo trueno, la joven levanto la vista de la costura y los dirigió a su madre.

--Mamá, tengo miedo...

--No seas tonta, hija, no es mas que una tormenta y no la mas fuerte que hemos tenido este otoño.

--No es por eso --respondió la muchacha dejando caer el bastidor sobre su regazo--, es que esta noche he vuelto a soñar con El Jinete Oscuro.

--Hija, ¿no querrás decir ese jinete de leyenda que cada veinte años secuestra y se lleva una chica virgen de la comarca? No es mas que eso, una leyenda--, dijo la madre con una sonrisa.

--Mamá, dicen en el pueblo que no es una leyenda, que es cierto que cada veinte años desaparece una joven. Dicen que la última también fue raptada en una noche de tormenta como la de hoy, y he soñado ya varias noches con ello, con que venía y me arrastraba con él hacia el bosque --dijo la muchacha--.  Mama si me dejaseis tú y padre casarme con Gonzalo...

--¡No hablemos mas de eso! --Replicó la madre alzando la voz con disgusto-, ya sabes que tu padre y yo queremos para ti un marido mas digno que te saque de esta pobreza en la que vivimos y con ese chico, Gonzalo no te espera una vida mejor. De ninguna manera vuelvas a hablarnos de el.

            La muchacha bajo los ojos con tristeza y no replicó. Fuera la tormenta arreciaba y el viento sacudía con fuerza la frágil cabaña. De vez en cuando una ráfaga se filtraba por alguna rendija y hacía vacilar las llamas de los candiles que iluminaban la estancia.

De pronto tres fuertes golpes sonaron sobre la puerta. Madre e hija se miraron aterradas si poder decir una palabra.  Pasaron unos segundos antes de que de nuevo retumbara la frágil puerta de madera sacudida por tres nuevos golpes.

--¿Qui... quien es? --Preguntó la madre apenas con un hilo de voz.

Sólo el sonido del viento y los truenos respondieron a la pregunta de la mujer.
Bruscamente un nuevo golpe abrió la puerta violentamente y recortada contra la cortina de agua iluminada por los rayos, la imponente figura oscura de un enmascarado apareció en el marco de la puerta. Una ráfaga de aire y agua entró en el cuarto apagando las llamas de dos de los tres candiles. En la casi penumbra, la mujer miró aterrorizada como la sombra chorreante caminaba con fuertes y sonoras pisadas hacia su  paralizada hija y con un movimiento brusco, la cogía en brazos. Desesperada, la madre intentó agarrar a su hija pero el encapuchado la embistió  violentamente con el hombro haciéndola caer. Durante un segundo se detuvo para mirarla a través de la fija franja del embozo que le tapaba cara y salió de la cabaña.

El sonido de un fuerte relinchó se levantó sobre el ruido de la tormenta antes de que el retumbar de los cascos se alejase adentrándose en el bosque.


Las oscuras figuras del caballo y sus ocupantes era iluminadas por los relámpagos.
La muchacha, cabalgaba detrás del jinete y abrazada a él.

--¡Gonzalo, mi amor todo ha salido como habíamos planeado,  pero no debías de haber sido tan violento con mi madre, la has lastimado con ese empujón... !--Gritó la muchacha intentando elevar su voz sobre el fragor de la tormenta--. Pero aquí estamos y ahora podremos realizar lo que tanto deseamos; al fin seremos libres para estar juntos sin que nadie pueda separarnos.

El jinete no respondió y espoleó el caballo.  La muchacha apoyó su cara en la espalda de su amado y estrechó aun mas su abrazo. El camino cada vez se fue haciendo mas oscuro, pero durante un segundo, la duración de un relámpago, la muchacha pudo ver,  amarrado a un gran roble en un recodo del camino, a Gonzalo, su amado que la miraba con ojos aterrorizados. El trueno siguiente ahogó el grito de terror de la chica.

El Jinete espoleó al caballo y este, relinchando, se perdió en la oscuridad del bosque.
           



                                      Fransabas
                                    Enero del 2011




domingo, 16 de enero de 2011

LA MANO

          




        Carlos tragó saliva y  apretó los dientes una vez más. Se levantó para dirigirse hacia la puerta de la consulta desde donde una enfermera rechoncha había gritado su nombre.

Se sentó en la silla que el medico le señaló con su bolígrafo, sin apartar los ojos de la pantalla del ordenador para mirarle.

––Señor Togardo––, dijo mirándole al fin por encima de sus gafas bifocales––, Me temo que las noticias no son del todo buenas. Los resultados de las pruebas han confirmado lo que temíamos: padece usted El síndrome del Dr. Strangelove, el síndrome de la mano extraña.  El síndrome se caracteriza por una disfunción cerebral que hace que una de  sus manos parezca adquirir  vida propia independiente y realiza actos que parecen ajenos a  su voluntad. Ahora podrá comprender que le ocurre con esa mano izquierda que usted no puede controlar a veces.

         No sería tan preocupante la situación si no fuese por esos episodios en que su mano puede realizar  movimientos  o actos peligrosos tanto para usted como para las  otras personas que le rodean. Además, el problema viene dado por la aparición de un tumor cerebral  que podría seguir extendiéndose y  tener fatales consecuencias para usted.

Carlos miró con expresión seria al medico. Estaba mudo. Le parecía estar sufriendo una pesadilla. Hacía tres meses que aquello había comenzado.  Su mano parecía estar poseída por una voluntad ajena a la suya, una voluntad maligna.  Estaba aterrado.

––¿Y qué se puede hacer, doctor?––, dijo Carlos casi sin voz.

––Verá Sr. Togardo: el tratamiento es muy complejo.  Es un síndrome muy raro. Los casos en todo el mundo son apenas  un centenar desde que hay registros. Durante años se ha intentado medicar el raro trastorno con compuestos que raramente han surtido un claro efecto de curación. Pero en los  últimos meses, un prestigioso médico de nuestra ciudad, mediante una avanzada cirugía, se ha convertido en el único especialista mundial en el tratamiento del mal––, dijo el médico con voz grave––. Solo él, mediante una compleja operación en su cerebro, podría hacer algo por usted.

––¿Podría Ud. Remitirme a él, Dr.?––, dijo Carlos apenas con un susurro.

––Puedo, pero he de advertirle que tanto el tratamiento como la operación, se hace en una clínica privada donde trabaja el  especialista y el coste no está sufragado por laSeguridad Social.  Además, es un tratamiento muy caro.

          Carlos  no respondió. Miró casi sin ver los ojos que por encima de las  gafas bifocales del médico le miraban. Sentía como si el mundo entero se desmoronara a su alrededor. No tenia  fuerzas ni para contestar ni para levantarse de la silla.

          Llevaba ya seis meses en paro y se había quedado ya sin dinero en el banco para afrontar los gastos diarios. Desde hacia dos meses había empezado a hacer algo que nunca hubiese creído que sería capaz de hacer:  robar.

         Había empezado con pequeños hurtos en el supermercado pero poco a poco había ido yendo mas lejos y ya había asaltado alguna casa de la parte alta de la ciudad.  Los últimos días había encontrado una casa de aspecto lujoso que le hacía pensar que podría albergar un buen botín. La había vigilado y había visto entrar en el garaje un lujoso coche conducido siempre por  un solitario y elegante anciano.  Le había parecido una apetitosa presa y creía que podría sacar de allí un buen botín.

          No lo dudó.


        ––Dr. deme la dirección de la clínica.

Aquella noche lloviznaba. Carlos apretó la navaja en el bolsillo de su cazadora de cuero y se ajustó el gorro de lana negra hasta casi los ojos. Permaneció agazapado tras la puerta del dormitorio esperando en la penumbra. Había ya oído el ruido de la llave en la cerradura. El dueño de la casa acababa de llegar. Le oyó dejar las llaves en mueble del recibidor y subir las escaleras hacia el dormitorio. También oía latir tanto su corazón que, por un momento, temió que el sonido fuese tan fuerte como para poner en guardia al anciano. Respiró profundamente y se preparó para el encuentro. El hombre entró en la habitación despreocupadamente y Carlos, saltando desde detrás de la puerta, cayó sobre él derribándolo. Apretando al viejo contra el suelo, Carlos le susurró al oído.

––Viejo, no me mires y dime donde está el dinero.

––No tengo mas que ciento cincuenta euros aquí... ––tartamudeó el hombre––, aquí, en mi cartera.

––¡Maldito hijo de puta el viejo este!–– gritó Carlos rojo de ira––, ¿me crees un imbecil?––¡dime donde está la caja fuerte!.

––No tengo dinero aquí... nunca tengo dinero aquí, lo guardo en el banco–– balbuceó el aterrado dueño de la casa.

––¡Maldita sea!–– volvió a gritar Carlos poniendo la navaja en la garganta del hombre––, si no me dices donde está el maldito dinero, te mato.

––Está bien, déjeme por favor––, suplicó el viejo e intentó girarse hacia Carlos. ––le enseñaré donde está la caja fuerte.

Carlos se apartó del hombre y este se levantó con un gran esfuerzo. Señaló hacia un mueble del rincón y se encaminó con pasos vacilantes hacia él. Carlos le siguió.
El dueño de la casa abrió una puerta de madera en el mueble tras de la cual apareció la metálica de la caja fuerte. La abrió y se apartó para que el ladrón pudiese ver el interior. Este miró dentro y revolvió el contenido. Papeles, documentos, y al fin un  grueso fajo de billetes de cien y doscientos  euros. Carlos lo metió rápidamente en su bolsillo y se volvió hacia el viejo y, mientras que con su mano izquierda ponía la navaja en el cuello, con la derecha le asió del pelo y lo empujó sujetándolo contra la pared.

––Muy bien, abuelo, ahora me iré y ...––no pudo continuar. Su mano izquierda se había movido rápidamente, ajeno a su voluntad, y ante sus ojos atónitos,  había degollado al pobre hombre.
Carlos saltó hacia atrás mirando aterrado con los ojos muy abiertos  la ensangrentada navaja que su mano izquierda sujetaba fuertemente. El viejo caía lentamente resbalando contra la pared mientras la sangre brotaba a borbotones de su garganta abierta.
Salió corriendo de la habitación y de la casa sin poder abrir  la mano que seguía aguantando fuertemente la navaja. Cuando al fin, jadeante, se detuvo en un callejón, su mano se abrió para que la navaja cayera al suelo. De una patada la empujó a una alcantarilla y volvió a correr aterrado hacia su casa.

Al dia siguiente Carlos entro en la clínica y se dirigió hacia el mostrador de recepción.

––Srta. Soy Carlos Togardo. Tengo hora para  ingresar y que me opere el Dr. Julio Henriquez.

Lo siento, Sr. Togardo, no puede ser Ud. operado. El doctor Henriquez fue degollado anoche por un ladrón en su casa.




                    Fransabas                                                             Enero del 2011

                    Si quieres saber mas sobre este sindrome puedes buscarlo aqui:

http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_de_la_mano_extra%C3%B1a

Síndrome de la mano extraña - Wikipedia, la enciclopedia libre




domingo, 2 de enero de 2011

EL CARRO








Fransabas 
El carro. año 2002
    Pastel sobre papel. 50x70 cms.



 Estaba alli,  junto a las eras, donde hacía ya tiempo que había sido abandonado.  En su madera se veía el paso de muchos inviernos de heladas y de veranos abrasadores. 
Sentado sobre un tronco seco, pase unas horas con mi bloc de dibujo y mis pasteles, y, mientras yo lo pintaba, él me contaba historias de otros tiempos ya pasados. Tiempos de duro trabajo tirado por  mulos que tambien se marcharon. Los niños que jugaban subiéndose a el, son ahora viejetes que, como él, dormitan bajo el sol y la nostalgia.




          Fransabas